martes, 11 de abril de 2017

Reflexiones acerca de la evaluación (bloque 2)


Antes de empezar... ¿Qué ideas se me vienen a la cabeza cuando veo evaluación? ¿De dónde parto?



let's begin
Let's begin, de Erich Ferdinand


Es miércoles, 22 de marzo, y se acaba de abrir el bloque 2 (¡qué ganas!) y veo que vamos a trabajar la evaluación. Es un aspecto que yo quiero mejorar en mi uso de las aulas virtuales, porque, al emplearlas con grupos presenciales, caigo en la tentación de no utilizar el calificador de Moodle.
Además, veo que este bloque incluye el trabajo en un taller. La evaluación de un taller fue una de las experiencias que más me costó realizar en un curso anterior que hice (el de flipped), porque me resultaba bastante difícil realizar críticas (sin ser tutor) a algunos proyectos de compañeros con los que podía coincidir en un departamento el próximo curso, por ejemplo (¡pero es que había algún proyecto que no sabía por dónde cogerlo!). De aquella experiencia (a la que aludí en esta entrada), que me llevó muchísimas horas de devanarme los sesos, y de los consejos que recibí por parte de la tutora, saqué la conclusión de que es útil encontrar un equilibrio en la expresión de una crítica: mejor hacer la técnica del sándwich: Decir algún aspecto que veamos positivo del proyecto en cuestión, pasar a hacer las críticas pertinentes y acabar retomando lo positivo de nuevo. 

La evaluación es un pilar de cualquier proceso docente. En nuestro día a día, en el aula, estamos evaluando constantemente: evaluamos para tomar las decisiones adecuadas para que el proceso de enseñanza-aprendizaje se desarrolle como deseamos. Y digo enseñanza-aprendizaje, porque, cuando evaluamos, no lo hacemos sólo sobre lo que hace nuestro alumnado, sino también (o deberíamos hacerlo) sobre nuestra forma de enseñar, nuestras estrategias, nuestros recursos, nuestros resultados.

Tanto si hablamos de nuestro alumnado como de nuestra propia labor docente, evaluar no tiene por qué ser sinónimo de decir exclusivamente lo que está mal. Esta es la forma más habitual que tenemos (me incluyo en gran medida, aunque estoy tratando de mejorar esto) muchos docentes en el aula: así corregimos trabajos, pruebas, exposiciones... Vale, pero ¿por qué no resaltar también lo que está bien hecho, bien respondido, bien justificado, bien argumentado...? ¿Por qué focalizar en lo negativo? 
Y esto me trae a la memoria un artículo que se hizo viral en las redes sobre una señora (Tatiana Ivanko) que marcaba en verde las letras que mejor había escrito su hijo dentro de una serie en vez de marcar en rojo las que estaban mal, así como un vídeo que vimos en el curso que antes he citado (el de flipped) en el que un maestro cuenta una historia sobre un niño, Austin, que dibuja una mariposa. Si tenéis tiempo, os recomiendo mucho que lo veáis, porque merece la pena (aquí hay una glosa extensa sobre el vídeo si os interesa): 




En el vídeo, queda claro cómo, con el refuerzo positivo y las orientaciones adecuadas y también en positivo, Austin es capaz de superarse a sí mismo y lograr metas que, a priori, parecían imposibles. Y, aunque parezca mentira, esto me trae a la cabeza también... ¡el ascensor de mi casa! Me explico:
Broken Elevator
Broken elevator, de William Ross
Tenemos en mi edificio un ascensor que está un poco loco y se suele parar en el primer piso cuando le viene en gana, motivo por el que casi nunca, si voy sin mis hijos, lo utilizo para subir a casa. 
Efectivamente, cuando estaba yo en el descansillo del primero se abrió la puerta y apareció el hijo de mis vecinos del sexto (que, a la postre, es también mi vecino del sexto).
—Se te ha parado en el primero —le dije cuando salió—. Es que este ascensor está algo loco. 
Normalmente el problema se soluciona volviendo a pulsar el piso al que uno iba en origen (en este caso, el sexto), pero en esta ocasión, el ascensor no respondía, así que, una vez comprobado este extremo añadí, ya subiendo con él:
—Lo malo es que te toca subir cinco pisos andando.
—Lo bueno es que me he ahorrado un piso —y su lección de positivismo me dejó noqueado.


Detalle del Pimiento Rojo, Pimiento Verde y Ajo picados
Detalle del pimiento rojo, pimiento verde 
y ajo picados, de Javier Lastras
Cuando cuento esta anécdota, mi marido siempre se queja de que yo suelo omitir el detalle de que este vecino tiene un leve síndrome de Down, lo cual para él añade más interés a la historia, porque subraya algo que, en sus palabras, es muy importante: que una lección de la Vida te puede estar esperando en cualquier persona, que aprendemos de todos también de los más sencillos, que hay que estar siempre atentos a escuchar, y no pensar "este no tiene nada que enseñarme" y que la diferencia (también la diversidad funcional mental) es siempre un tesoro, socialmente muy positivo, y nos enriquece a todos. A ver, Fernando, ya te estás yendo por las ramas... ¿Qué tiene que ver esto con la evaluación? La respuesta es el enfoque: el boli verde en lugar del rojo, el me he ahorrado un piso en vez de te quedan cinco por subir, el cambiar el punto de vista para enfrentarse a una misma realidad. A la hora de evaluar, es necesario alentar al alumno o alumna, y alentar pasa, en gran medida, por animar. No hace falta mentir, pero, por muy mal que algo esté, es interesante buscar una perspectiva que nos ayude a ver lo que de positivo tiene y partir desde ahí para mejorarlo. Así que sí:






Entrando en materia...

Me parece muy interesante y necesario que se empiece en la teoría por situar el concepto de evaluación (aunque la definición se haga por negación). Resumo el concepto en la siguiente infografía:





De estos cuatro aspectos, me interesa detenerme (un poco) en el primero y en el cuarto:

  • Evaluar es distinto de calificar. Efectivamente, aunque, evaluación no sea sinónimo de calificación, en muchas ocasiones se confunden ambos términos: ¿cuántas de nuestras juntas de evaluación se limitan a la calificación numérica? Y, si habéis sido tutores/as en Secundaria, ¿no os ha pasado solicitar información sobre algún alumno o alumna para mantener una reunión con las familias y que algún compañero o compañera se limitase a escribiros la calificación del último examen?).  
  • No podemos evaluar sin conocer el punto de partida del alumnado. Pero no me parece fácil lograrlo en un curso que no hace evaluación diagnóstica específicamente. ¿Y yo me pregunto cómo se puede conseguir ese conocimiento? Así que he hecho este tablero de padlet para ir anotando los mecanismos que se me vayan ocurriendo para este fin. El tablero lo he compartido con los compañeros y compañeras del curso, así que hay aportaciones de más mentes.

Hecho con Padlet


Para completar la definición, se propone una división en cuatro fases de la evaluación, que va más allá de emitir una calificación, por obvio que parezca:





En un curso en línea, es fácil imaginar que el tutor o tutora pueda evaluar una tarea entregada de la misma forma que el docente en el aula es capaz de valorar una exposición o un examen; sin embargo, puede parecer que la evaluación directa, valorar el grado de implicación del alumnado en el día a día del curso... no sea tan evidente. ¿Qué herramientas tenemos para hacer eso? ¿Para medir el grado de implicación, de esfuerzo, de carne en el asador que está poniendo un alumno? 

Según leemos en la teoría expuesta en el bloque II, todas las acciones del tutor están encaminadas a establecer un diálogo con los profesores participantes, con el objetivo de facilitar su desarrollo competencial. Pero ¿cómo? La clave reside en la manera de emplear los recursos que moodle ofrece para que ese diálogo sea real (y no una sucesión de monólogos). Por ejemplo, que las publicaciones en los foros sean realmente útiles, que no sean hilos "muertos", que se produzca un intercambio real y con "sustancia" entre los participantes del curso, que los comentarios de las entregas sean claros y lleguen a "buen puerto"...


Evaluando el todo

Hay un aspecto de la evaluación que creo que ha quedado al margen de la teoría del bloque que sería el de la evaluación del proceso de enseñanza-aprendizaje en cuanto a lo que tiene de procedimiento. En este sentido, sería interesante, como he leído en Gabriela Millar: La evaluación de un curso virtual. Propuesta de un modelodonde, además, se propone algún ejemplo (anexos I, II y III), encontrar una evaluación que se pasase tanto al alumnado como al profesorado con aspectos mejorables en el curso para tenerlos en cuenta en futuras ediciones. En este curso, se ha tratado de ir recogiendo las sugerencias de mejora a través de los foros, lo cual dice mucho de las ganas de mejorar la experiencia del curso en futuras ediciones por parte de los y las tutoras. 

¿Qué hay de las tareas?

En este bloque teníamos tres tareas obligatorias: el portfolio, elaborar un medio para ayudar a que el alumnado sepa manejar el libro de calificaciones (actividad-taller) y unos casos prácticos en el aula 'laboratorio' de prácticas.
Para elaborar la ayuda acerca del libro de calificaciones, primero decidí qué cosas tenía que contar y luego visualicé el medio en que lo contaría. Y yo veía con claridad un vídeo. Barajé otras opciones (como un Prezi), pero éstas, o bien no eran fáciles de alojar en Educamadrid o bien me parecían peor solución que el vídeo. En esta ocasión, aunque empecé a diseñarlo con iMovie, aproveché para conocer otro editor de vídeo (el Camtasia), que me ha permitido elaborarlo un pelín más (por ejemplo, pixelando parte de la pantalla). Y he decidido incluir subtítulos porque así es accesible a alumnado sordo (recuerdo mi año en el Gómez Moreno, en el que tenía una intérprete en mis clases...) o a profesores trasnochadores que hacen un curso mientras su familia duerme y no quiere despertar a nadie... El vídeo, que publicaría en el foro de dudas del bloque correspondiente, ha quedado así:




Como ya he mencionado, la actividad del tutorial era un taller, así que en la segunda fase tocaba evaluar los tutoriales de los compañeros y poner en práctica... ¡la estrategia del sándwich! Me ha resultado complicado encontrar la manera de comunicar con asertividad y amabilidad a algún compañero que, en mi opinión, su tutorial no lograba los objetivos propuestos por él mismo (en su introducción se especificaba lo que había tratado de conseguir). También me ha servido para darme cuenta de la importancia de utilizar recursos con licencia de reutilización en un material que vamos a compartir. Ha sido muy interesante la circular que ha llegado a los centros educativos a este respecto y creo que hay que concienciar al alumnado y al profesorado de utilizar material de una forma legal en nuestro día a día (por ejemplo, a la hora de ponerle música a un vídeo o imágenes a unos apuntes):





En cuanto a los casos prácticos, me ha parecido especialmente interesante la siguiente reflexión en torno a una de ellas. La actividad consistía en evaluar a una alumna que había actualizado su perfil, pero de una forma muy escueta. Claramente la actividad estaba "a revisar", pero, en sentido estricto, creo que la tarea estaría superada porque se ajusta al enunciado. Eso sí, de una forma muy cutre: indicaba únicamente el centro y la localidad, así como su especialidad. No había dedicado más que un minuto a hacer esa actividad y apenas proporcionaba información relevante sobre su persona. 




Aun así, sólo le veía dos posibles "peros" objetivos (respecto del enunciado): no decía la materia que impartía y la foto seleccionada era de una flor. 
Pero, como soy así, incluso para estos peros, encontraba yo contraargumentos: por una parte, no sé si tiene sentido decir la "materia" en Infantil (creo que este enunciado lo había redactado alguien de Secundaria y creo que no es demasiado inclusivo) y, por otra, puede que esa alumna se sintiese identificada con esa flor (el enunciado pedía una foto con la que se sintiese identificada). 

Entonces, si es tan evidente que la tarea está pendiente de superar, pero según el enunciado estaría superada, entonces hay un problema o bien en la evaluación o bien en los enunciados. En este caso, creo que claramente el problema está en los enunciados (igual habría que especificar lo conveniente de que sea una foto real en la que se identifique al alumno, o indicar que es necesaria una descripción algo más elaborada para superar la prueba...). Y me parece importante, porque, como he puesto más arriba, el perfil es una de las vías que tiene el tutor para conocer el punto de partida de su alumnado. Si, como en este caso, la alumna no le dedica más que treinta segundos a dar datos poco relevantes (el nombre de un centro, una localidad, una flor como imagen dicen poco o nada de alguien), el tutor no dispone de un punto de información sobre motivaciones, intereses, conocimientos previos del tema del curso o de las tecnologías necesarias para hacerlo... 

Esta actividad, que parecía simple, me llevó a elaborar una respuesta compleja y detallada para hacer entender a la alumna que su implicación en el curso debe ser mayor si quiere que el proceso funcione. Y lo mismo me sucedió con la de la evaluación por rúbricas, en la que comenté ítem por ítem de la rúbrica los aspectos positivos y negativos de la tarea. Pero ¿este nivel de detalle se puede mantener fácilmente con treinta alumnos? A mí me cuesta pensar que sí, si no fuera porque nuestra tutora es capaz de hacerlo: mantiene los foros, los comentarios de entregas y de retroalimentación y la mensajería interna con un nivel de detalle que deja clara la cantidad de tiempo que le dedica a la labor tutorial en el CRIF. Así que sí:












Las imágenes utilizadas en esta entrada se pueden reutilizar con condiciones
que se detallan en la página enlazada en los pies de foto. 





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