jueves, 4 de mayo de 2017

Acerca del bloque 3: acerca de colaborar

Vengo del teatro. Sí; vengo del teatro porque ¡¡se me había olvidado que la entrega la tenía que hacer hoy!! y, claro, ahora, deprisa y corriendo, me veo dando forma a todas las anotaciones que he ido tomando a lo largo del bloque 3. En algunos momentos en que la obra que he ido a ver flojeaba, he pensado bastante en que no dejaba de ser significativo —casi una señal, que diría mi amiga Malen— que estuviera viendo una representación teatral justo cuando me tocaba hablar sobre el trabajo en grupo.  Efectivamente, el teatro es una actividad en equipo: cada parte tiene su papel y su función: actores y actrices se mueven pautadamente, los técnicos de luces controlan la iluminación, los de sonido el audio... incluso los y las acomodadoras tienen un papel definido que cumplen escrupulosamente para que el resultado final sea el óptimo. Sin embargo, aunque se puede considerar que esto es trabajo en equipo, creo que no es el trabajo en equipo al que hemos hecho frente en este bloque 3, porque, en este bloque 3, lo que hemos hecho ha sido trabajo colaborativo, al menos en mi grupo (luego lo explicaré más detenidamente). 
Daniel Medrano Izquierdo, un compañero del grupo B, compartía en el foro de "compartiendo experiencias" el siguiente vídeo en el que comparaba lo que es trabajo cooperativo con trabajo colaborativo:


Efectivamente, el vídeo incide en la clave: frente al trabajo cooperativo, en el que las tareas se dividen y las responsabilidades se parcelan, en el trabajo colaborativo se pretende que todos los miembros del grupo participen activamente de todo el proceso, reflexionando sobre el "problema inicial" y tomando decisiones colegiadas encaminadas a una solución.
En clase, cuando desarrollo trabajos en grupo, rara vez consigo que los grupos colaboren: casi siempre los miembros del grupo acaban haciendo un reparto de tareas desde el inicio y desentendiéndose de las tareas que no les corresponden dentro del grupo. Esto, por supuesto, logra una experiencia de aprendizaje mucho más pobre, porque se ve el árbol, pero no el bosque.
En la teoría correspondiente a este bloque (en el aula virtual no está específicamente licenciada, pero supongo que la autoría será, como en los anteriores bloques del Departamento TIC del CRIF Las Acacias), se expresa muy bien esta idea:

Las actividades colaborativas persiguen que cada miembro del grupo se implique en la consecución de los objetivos, a la vez que busca el desarrollo del aprendizaje propio y de los otros, sin embargo, estas actividades se transforman en un reparto de tareas, en la que cada uno de los componentes del grupo asume un papel y se centra en esa tarea únicamente, perdiendo la visión global del aprendizaje. 

¿Significa eso que el trabajo cooperativo (frente al colaborativo) es desdeñable? Jamás me atrevería a decir eso, porque con trabajo cooperativo viví una de las experiencias más gratificantes desde que llevo en docencia. Se trataba de un grupo de 6.º de Primaria (del curso 2006-2007) del CEIP Joaquín Dicenta muy muy poco cohesionado y con mucho —muchísimo— conflicto entre sus miembros. Yo trabajaba allí como monitor/mediador sociofamiliar —una figura que se había inventado la Comunidad de Madrid en aquella época— y que, en cada centro, cubría diferentes funciones según las necesidades —y la inventiva— de cada equipo directivo. Yo tuve suerte: entre mis funciones, ayudaba a esta magnífica maestra a desarrollar el trabajo en grupos cooperativos en Conocimiento del MedioLos papeles estaban divididos en función de las capacidades (la autoestima de aquellos niños y niñas no era tampoco muy alta, y convenía que pudieran enfrentarse a los retos planteados), pero el logro o el éxito acababa siendo grupal (me da rabia no recordar exactamente cómo, pero era a través de una suerte de gamificación en una época en la que nadie hablaba de eso). Mi siguiente recuerdo ya salta al final de curso: a las despedidas de estos niños y niñas de 6.º, que dejaban el cole, llenas de lágrimas y abrazos, porque el trabajo que se había desarrollado allí a lo largo de aquel curso había hecho, además de que aprendieran Geografía, que se apreciaran entre sí. Eso, que aún hoy recuerdo con la piel de gallina, lo logró el trabajo cooperativo, así que no lo desprecio en absoluto.
Sin embargo, no creo que el objetivo de un trabajo en grupo a estos niveles (todos docentes con mucho que aportar) consista en repartir sin más las tareas y las responsabilidades, sino, como ya mencionaba antes, en reflexionar y tomar decisiones en conjunto. Como todo lo que se hace de manera "asamblearia", el trabajo colaborativo es más lento... En esta infografía recojo las desventajas que le veo a trabajar así, pero también la gran ventaja (que hace que merezca la pena [y mucho]):




Si, además, tenemos en cuenta que estamos en un curso online, la ineficiencia y la falta de claridad se multiplican por la asincronía a la hora de comunicarse y por los canales para hacerlo.

Incomunicación 2.0
Incomunicación 2.0, de Dani Vázquez

¿Cómo lograr una comunicación fluida en el grupo, que no se conecta de manera simultánea? ¿Qué herramienta puede ser más satisfactoria y respetuosa con los horarios de cada uno? No es sencillo dar respuesta a esta cuestión. En nuestro caso, la comunicación se ha producido sin inconvenientes a través del foro, pese a que yo, inicialmente, veía que el foro tiene sus problemas (no se marcan automáticamente los mensajes ya leídos y, en mi opinión, la organización en respuestas anidadas puede hacer que nos dejemos algún mensaje son leer). La tentación de comunicarse por el WhatsApp puede ser también muy fuerte en estos casos, pero puede resultar poco respetuoso (o puede llegar a serlo si la gente es impaciente: yo, por ejemplo, soy un mal usuario de WhatsApp, porque no leo ni contesto de manera inmediata casi nunca y eso puede impacientar al interlocutor). Como digo, en nuestro caso, hemos empleado el foro, salvo algún momento puntual de WhatsApp.

Pero, como digo, la ventaja de trabajar colaborativamente compensa los inconvenientes de utilizar esta metodología. Así lo expresa Ignasi Alcaide, en El trabajo colaborativo en entornos virtuales:

Digamos pues que el trabajo colaborativo es un proceso en el cual cada individuo aprende más del que aprendería por sí solo, fruto de la interacción de los integrantes del equipo, y, por lo tanto, un trabajo hecho en un grupo de forma colaborativa, tiene un resultado más enriquecedor que el que tendría la suma del trabajo individual de cada miembro.


He tenido suerte, porque el grupo en el que "he caído" ha trabajado activa y colaborativamente desde el principio. Sin embargo, mentiría si dijera que al principio no me sentí perdido, como bien anticipaba la teoría del bloque a la que aludía antes:
Es necesaria una experiencia previa para poder adaptarse a este tipo de trabajo en un entorno virtual. Uno de los problemas que más aparecen es la dificultad de conceptualizar, por parte de los participantes, su papel en este tipo de tareas y en la forma en la que se deben gestionar.
colabora
Colabora, de Thetaxhaven
Por eso, porque estaba perdido, rompí el hielo abriendo un hilo inicial en el foro y en seguida me siguieron mis compas —más experimentados en estas lides, creo yo— con aportaciones muy necesarias y abriendo hilos para poder organizar el trabajo: horarios, determinar qué queremos contar, cómo lo queremos contar, con qué recursos contamos…
Entre las decisiones iniciales, estaba la del contenido de la ayuda (acotar qué contar y no "irse por las ramas" no fue fácil) y la del tipo de ayuda que queríamos generar, así como la de las herramientas que emplearíamos para trabajar en equipo.
Iniciamos un borrador de texto con el contenido que queríamos transmitir en nuestra ayuda y lo elaboramos colaborativamente a través de Titanpad, una herramienta de procesamiento de texto que permite trabajar colaborativamente sin tener que registrarse. Fue genial, porque nos permitió arrancar con un punto de partida claro

En cuanto al tipo de ayuda, decidimos elaborar una presentación con genially, herramienta con la que yo no había trabajado, pero sin la que ya no trabajaré. En una presentación creada por José Manuel Jiménez nos "agregamos" como colaboradores el resto de miembros del grupo y trabajamos directamente desde nuestros perfiles en ella. El problema es que sólo uno podía editar al tiempo (parece razonable, por otra parte). Éste es el resultado final:



 
Aunque en el grupo participamos todos del proceso completo, reflexión, toma de decisiones y elaboración de la ayuda, la presentación la hemos ido haciendo "por partes", por lo que se aprecia, a mi modo de ver, una falta de coherencia importante entre las diapositivas: por ejemplo, en las tipografías de las letras, en los efectos, en la disposición de los elementos... Son, todos, aspectos que se podían haber retocado para lograr esa coherencia, pero, al menos, por mi parte, no me he atrevido a plantearlos todos por un ridículo temor a que alguien sintiese herido su criterio. Leí esta infografía de AulaPlaneta con consejos para trabajar colaborativamente y uno de ellos ("comunicación y respeto") creo que me habría venido bien a la hora de comunicar mi preocupación sobre las incoherencias de nuestra presentación. 



Para cerrar esta aproximación a lo colaborativo, quería resaltar varias ideas que me quedan como aprendizaje:
  • Que es útil organizar los foros en hilos que cubran necesidades reales y organicen las conversaciones (de otro modo, los mensajes se perderían).
  • ¡Que Genial.ly es genial (aunque no hay que abusar de los efectos gráficos), pero conviene guardar copia de las presentaciones si varias personas trabajan en ellas!
  • Que los demás hacen las cosas de manera diferente, y que todos los puntos de vista me enriquecen. Hay que dar una oportunidad a lo diferente: quizá me descubra otro camino.
  • Que hay mucha gente muy implicada en educación.
  • Que, es cierto lo que expresa Ignasi Alcaide en el artículo citado antes (El trabajo colaborativo en entornos virtuales):
[el trabajo colaborativo] implica la adquisición y puesta en práctica no solamente de conocimientos, sino también de habilidades y actitudes. No se puede convertir en un reparto de tareas en compartimentos estancos, sino que cada miembro se involucrará y cooperará en la tarea del otro, entendiendo que, en definitiva, se está construyendo un proyecto común.

  • Y que, por eso mismo, he podido llevarme un poquito de lo que mis compas de grupo han aportado al proyecto:
    • Roberto Domínguez de Leyva, del que me llevo su disposición, su asertividad, su creatividad, su capacidad para abordar hasta el más mínimo detalle que haya en la rama más externa a un asunto.
(Pixabay Dominio público: cc0)
    • Mónica Egido, con su capacidad de trabajo y reacción ante los imprevistos; su buena cara a los malos tiempos (se borraron varias diapositivas suyas y las rehízo al momento y de buen humor). 
(Pixabay Dominio público: cc0)

    • José Manuel Jiménez Salvador, con una sorprendente capacidad de destacar lo positivo de las aportaciones de todos. ¡Una retroalimentación en cada mensaje!
      (Pixabay Dominio público: cc0)
    • Santiago Alonso Sánchez, compañero con constancia y de trabajo de pico y pala incansable. 
(Pixabay Dominio público: cc0)




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